dimecres, 19 de juny del 2019

Prosa Cotidiana


Como de costumbre...
Ventana entre abierta, luz suave, quizás un punto de calor hacen más pronto de lo normal ruborizar mi ser. Seis y media de la mañana,
de un bote salgo de la cama desnudo, un aseo fugaz con agua fría y clásico jabón "Camay" en pastilla acelera mis sentidos olfativos, despierta mis manos, la cara, traducido en ese masaje mañanero imprescindible donde cuerpo y alma se funden en un nuevo día.
Ropa ligera clásica funcional e informal.
Uno debe ir preparado para cualquier ocasión!
Con la comodidad de un elevador salgo a la calle.
(Otros lo desconozco)
Yo,
observo, dedico unos instantes en apreciar mi alrededor ;
Una mirada al horizonte desvela las tonalidades del cielo y qué tipo de climatología me espera como campesino que sin libro pero con repetición y estudio de la naturaleza sabe que depara durante el día. Pequeñas aves silvestres mezcladas con especies de ciudad comunes revolotean por las cercanías. 
Agradezco esa melodía en mi despertar, esos sentidos auditivos pueden crear sentimientos muy favorables.
Enciendo ese puríto con capa natural ligeramente con sabor a mentol donde inicio un ligero paseo hasta el transporte público dirección al despacho.
Quizás, hoy, siendo pronto, podré ir sentado ya que de costumbre entre adolescentes que van corriendo a los centros de estudios o turistas en busca de maravillas autóctonas...No tengo esa suerte!
Hoy, sí ;
Conductor algo obeso pero altamente agradable abre sus puertas con una sonrisa y unos buenos días enérgicos.
Somos solo dos pasajeros que contestamos donde descubro que mis cuerdas vocales aún no están listas      (jajajjajajja).
Trayecto rápido, cómodo.
En intercambio de transporte pienso que ir con más tiempo puedo sentarme en el banco de cerámica con lámparas de hierro forjado y deleitarme con el despertar de mi ciudad. Solo diez minutos son suficientes para descubrir otra melodía diferente a mi residencia pero no logro descubrir la especie que la produce interrumpida por el paso del tránsito rodado de la ciudad de Barcelona.
Una vez dentro del vagón subterráneo de la ciudad... Multitud de personas emiten energías variopintas, estampas con denominador común de cansancio y rutina asumida.
Perdónenme, eso no es vida !!!
Quizás en todo el vagón donde alcanza mi vista solo dos mujeres de media edad sonríen a la vida de igual forma lo hago yo.
En destino aprecio que dispongo de 45 minutos más para poder entrar.
Con suavidad esquivo a individuos en patinetes, mini_bicicletas, padres con niñ@s con carros con ruedas modernos llenos de libros escolares, vecin@s con su mascota dejando regalitos en la acera, más tránsito rodado. Señor, esto es una jungla de estrés continuado!
Saludo con alegría a cuatro vecinos puntuales y decido hacer ese café con leche para animar al paladar y despertar así también las papilas gustativas junto un pequeño bocadillo de pinchitos adobados artesanales hechos con pasión de un horno recién abierto en mi zona. Feliz jornada laboral!




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