Paredes recubiertas de madera de roble barnizadas, con simetría espejos rectangulares, biselados y serigrafiados con una ramificación floral marrón tenue. Parte inferior de imitación a madera caoba donde se reparten múltiples mesas de cuatro comensales a ambos lados del local. Techo de placas cuadradas con lámparas colgantes de luz cálida para crear un ambiente relajante al comensal y apliques triangulares en pared para focalizar bien la recreación gastronómica que cada ser pretende degustar.
Solo, aprecio, diferentes, mesas donde puedo observar y enriquecerme del momento.
Un grupo de cinco amistades en reunión alegre.
Mesa de tres en celebración de la princesa de la casa, esa hija contenta por haber venido a este restaurante. Cinco parejas, comiendo y hablando de sus cosas.
Se cruzan conceptos relativos a la vida de propios, unos más interesantes que otros.
Esa cotidianidad me hace espectador de lujo mientras relato el momento.
Todo ello me gusta.
El servicio hace viajes de manera sencilla, rápida, aún no dominar el idioma. No se les puede negar la buena voluntad e interés de hacerle al cliente una estancia agradable.
Hoy he venido a enriquecer mi alma,
tres platos de sashimi de salmón, en soja y Wasabi al punto justo.
No solo és comer, sino también gozar de todo mi alrededor